Por una nueva redacción liberada del producto

enero 12, 2015 | 0 Comments | Blog | Un artículo por: Alfredo Casares

En inglés suena mejor, pero las dificultades para comprenderlo pueden llegar a ser las mismas si uno se empeña: dejar de ser newspaper para ser newsbrand. Pasar de ser solamente un periódico impreso a convertirse en una marca proveedora de contenidos.

Esa es la propuesta, más bien una apelación, que Earl Wilkinsondirector general de la International News Media Association (INMA), lanzó al auditorio el pasado 2 de diciembre en Madrid durante la Conferencia Anual de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE). 

La interpretación de la frase de Wilkinson bien podría ser: “No hacéis un periódico, hacéis periodismo. Hace 100 años quienes fundaron vuestros diarios decidieron trasladarlo a los ciudadanos por medio de un producto impreso. Hoy disponéis de otros canales, que además coinciden con los que emplean los ciudadanos. Vuestro periodismo debe estar allá donde los ciudadanos se encuentran”.

No es una traducción libre, sino destilada de la charla de Wilkinson y de las palabras de los otros dos invitados por la AEDE: Donata Hopfen, de Bild, y Tom Betts, del Financial Times. Ambos explicaron su trabajo en el periodismo multiplataforma y transmitieron una idea: la incógnita sobre el modelo de negocio futuro no puede condicionar cualquier movimiento hacia la transformación digital.

Las conversaciones con algunos colegas en Madrid coincidieron en que 2015 debería ser un año de toma de decisiones. La parálisis que se percibe en ocasiones en algunos medios es el resultado de herencias históricas, una situación económica actual muy delicada, unas previsiones poco alentadoras para el negocio tradicional y una precaución enorme a la hora de valorar las inversiones. Pero ya no se puede seguir contemporizando.

En este contexto, leía esta semana en NiemanLab algunas de las predicciones para 2015 de más de 60 profesionales del periodismo. Me interesaron especialmente algunas relacionadas con la integración de redacciones, como las firmadas por Alisha Ramos, de Vox Media y Hayley Nelson, de Wired.

La sugerencia de Earl Wilkinson es razonable. Para el futuro de las empresas y para el futuro de los periodistas. Cómo conseguir que una redacción de un medio impreso se convierta en una redacción multiplataforma no parece ciencia ficción, ni un sacrilegio, sino un proceso de transformación obligado que habría que acometer cuanto antes allá donde aún no haya comenzado. Especialmente si anteponemos el ejercicio del periodismo al soporte en el que se distribuye. Estas son algunas de mis consideraciones al respecto:

– Una redacción liberada de la tiranía de los productos. ¿Tiranía? Sí. De las liturgias, de los horarios, de la cultura interna, de las restricciones que impone un periódico como producto físico y como proceso industrial.

– Un modelo de redacción nuevo, que se construya desde cero, al que se incorporen progresivamente personas y recursos. Un entorno físico diferente. Nuevos horarios, costumbres, roles, funciones. Una nueva cultura interna.

– Organizada en función de los hábitos de los ciudadanos, del momento del día en el que se informan, de los temas que les interesan, de los entornos de comunicación que frecuentan y de los soportes que emplean.

– Con una clara división entre reporteros y editores. Los reporteros, dedicados exclusivamente a buscar noticias y a generar contenidos aprovechando su talento y todas las posibilidades que la tecnología les ofrece. Los editores, encargados de confeccionar los productos.

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