Caótica y abarrotada -especialmente si te pillan las 15h buscando dónde comer- Madrid es una ciudad en la que convergen la diversidad de sus visitantes y de sus residentes esporádicos. De edades, procedencia, profesiones y experiencias vitales diferentes, cada cual busca en sus rincones divertirse, aprender o buscarse la vida; da igual, hay espacio para todos.

Ése fue el caso de quienes participamos en el segundo taller de Periodismo de datos celebrado en Medialab Prado. En dos sesiones celebradas en octubre y este pasado fin de semana, universitarios y profesionales nos juntamos en la calle Alameda para trabajar de forma colaborativa en ocho equipos con el objetivo de rastrear el dinero público. ¿Dónde? En los fondos FEDER, en la triple sede de la Unión Europea, en los colegios concertados, en el Congreso de los Diputados, en los parques naturales, en el cine, en los programas de prevención de violencia de género y en el fútbol.

Y como la política me resulta apasionante -no porque sea la mía, sino por las que despierta en los demás- me lancé de cabeza al grupo ‘¿Cuánto cobran de verdad los diputados?’.

Periodismo de Datos. Siguiendo en rastro del dinero público from Medialab-Prado on Vimeo.

La primera sesión pasó volando entre las grandes historias y lecciones de Andrew Lehren, periodista del New York Times, y la elaboración de una base de datos colectiva compuesta por 339 diputados. Nicolas Kayser-Bril nos introdujo en la extracción y procesamiento de datos en un vertiginoso taller sobre Kimono y otras herramientas como Tabula y Open Refine. Los mediodías y cierres de jornadas tenían su sede en El Alambique, una taberna castiza que antaño recibía a escritores y ahora recoge a periodistas que quieren picar raciones y datasets.

Allí volvimos- cómo no- el segundo fin de semana de diciembre, cuando nos reencontramos para cerrar los proyectos comenzados. Esta vez, fue Ben Welsh, de Los Angeles Times, quien dio el toque de programación con una profunda introducción al lenguaje de programación Python, mientras que Mariano Zafra, infografista multimedia en El País, nos abrió la ventana a un mundo lleno de ideas, color e interacción a través de visualizaciones.

Éramos menos asistentes pero muy comprometidos, así que el resto de las jornadas los equipos nos dedicamos a limpiar las bases de datos, retocar las visualizaciones, elaborar los gráficos y analizar la información recabada para presentar el proyecto.

Visualización interactiva sobre el sueldo de los diputados elaborada por Álvaro Santamaría. Tecnologías utilizadas: D3, Python, HTML5.

Las conclusiones de mi equipo fueron bastante significativas: alrededor de 27 millones de euros se van de nuestros bolsillos para pagar los salarios de los diputados españoles. Entre ésos, está el sueldo del presidente Jesús Posada, que equivale al salario mínimo interprofesional de más de 20 trabajadores. Él es quien más cobra, y el socialista Pedro Sánchez, el que menos: una friolera de 51.000 euros al año, es decir, el salario mínimo de cinco personas. Los principales hallazgos están plasmados en una noticia que redacté para acompañar la visualización, a la que se accede a través de la imagen anterior.

Gracias a la variedad de perfiles de los integrantes, los retos que planteaba el trabajo se solventaron desde múltiples perspectivas. Resultó especialmente valiosa la participación del ingeniero Álvaro Santamaría, que creó en la tecnología D3 la visualización interactiva con la información de la base de datos y la página web del Congreso, limpiada y depurada con Python y HTML5. Ello corrobora la apuesta de DN Lab de trabajar en equipos multidisciplinares para abordar nuevas propuestas periodísticas, innovadoras y pertinentes.

El esfuerzo nos valió la mención de honor del taller, en la que resultó ganador el equipo que investigó ‘El #JuegoSucio del fútbol‘, con un trabajo muy completo y atractivo. Ambos serán publicados en El Confidencial, cuyo equipo formó parte de la organización junto a  Adolfo Antón y Mar Cabra, del grupo de trabajo de periodismo de datos. A todos ellos, muchas gracias por impulsar formaciones tan necesarias, y especialmente a Adolfo, por enseñarnos la ruta hacia la calle de Fúcar, 7.